Cuando
das ejemplo a tus hijos y les enseñas hábitos de alimentación sanos, puedes ayudarles a mantener un peso
saludable y un crecimiento normal. Además, los hábitos alimentarios que tus
hijos aprenden cuando son pequeños les ayudarán a llevar un estilo de vida
saludable cuando sean mayores.
Un
médico puede evaluar el peso y el crecimiento de tu hijo e informarte de si
tiene que perder o ganar peso o si es necesario hacer algún cambio en su dieta.
Algunos
de los aspectos más importantes de una alimentación saludable son el control de las raciones de comida
y la reducción del consumo de grasas. Para disminuir el consumo de grasas en la
dieta de tu hijo y conseguir un peso saludable, puedes empezar por incluir en
su dieta los siguientes alimentos:
- Productos lácteos sin grasas o bajos en grasa
- Carne de ave sin piel
- Cortes de carne magra
- Cereales y panes integrales
- Snacks saludables
como frutas o verduras
Reduce
también la cantidad de bebidas azucaradas y sal.
Si
no estás seguro de cómo escoger y preparar alimentos variados para tu familia,
visita a un dietista certificado para recibir consejos sobre nutrición.
Es
importante que no sometas a un niño con sobrepeso a una
dieta restrictiva. Nunca debemos someter a un niño a una dieta restrictiva para
perder peso, excepto bajo la supervisión de un doctor por razones médicas.
A
continuación, te mostramos otras iniciativas para desarrollar los hábitos de
alimentación de tus hijos:
- Aconseja a tu familia qué alimentos elegir en lugar de imponerlos. Procura tener una amplia variedad de alimentos saludables
en casa. De esta forma, tus hijos aprenderán fácilmente cómo escoger
alimentos sanos. Deja todo lo que no sea saludable (patatas, refrescos,
zumo…) en la tienda de comestibles y sirve agua en las comidas.
- Anima a tus hijos a comer despacio. Un niño puede percibir mejor si tiene hambre y
está lleno cuando come despacio. Antes de ofrecer un segundo plato o
ración, pide a tu hijo que espere al menos 15 minutos para ver si
realmente sigue teniendo hambre. De esta forma, el cerebro tendrá tiempo de
identificar y registrar la saciedad. Además, el segundo plato debe ser
mucho más pequeño que el primero.
- Comed en familia siempre que sea posible. Intenta que la hora de la comida sea un momento
agradable de conversación y diálogo, no de riñas y discusiones. Si las
horas de comida son desagradables, los niños pueden intentar comer más
rápido para dejar la mesa lo más pronto posible. Por consiguiente, pueden
asociar el comer con estrés.
- Haz que tus hijos participen en la compra y la preparación de la comida. Esto te dará pistas acerca de las preferencias
alimentarias de tus hijos, así como una oportunidad para enseñarles acerca
de la nutrición y hacerles sentir realizados. Además, los niños pueden
mostrarse más dispuestos a comer o probar las comidas que pueden ayudar a
preparar.
- Organiza las horas de snacks. Tomar snacks continuamente puede conducir a comer en exceso.
No obstante, los snacks que se consumen en determinados momentos del día
pueden formar parte de una dieta nutritiva sin afectar al apetito del niño
en las horas de comida. Intenta que los snacks sean lo más nutritivos posible, pero no prives a
tus hijos de unas patatas o galletas de vez en cuando, sobre todo en
fiestas o eventos sociales.
- Evitad comer o tomar snacks mientras veis la tele. Intentad comer en zonas designadas de la casa, como el comedor o la cocina. Comer delante del televisor puede dificultar la identificación y el reconocimiento de la saciedad y conducir a comer en exceso.
- Anima a tus hijos a beber más agua. Se ha relacionado el consumo excesivo de bebidas
azucaradas y refrescos con el incremento del índice de obesidad en niños.
- Intenta no utilizar la comida para castigar o premiar a tus hijos. Negar las comidas como una forma de castigo puede
hacer que los niños teman no recibir comida suficiente. Por ejemplo, si
mandas a tus hijos a la cama sin cenar, puede que tengan miedo de irse
hambrientos. Como consecuencia, es probable que los niños intenten comer
algo tan pronto como tengan oportunidad. De la misma manera, si usas los
alimentos (p. ej., los dulces) como premio, los niños pueden pensar que
esos alimentos son mejores o más valiosos que otros. Por ejemplo, cuando
dices a tus hijos que tendrán postre si se comen todas las verduras, estás
creando un mensaje erróneo sobre las verduras.
- Asegúrate de que las comidas que tus hijos hacen fuera de casa son
equilibradas. Infórmate sobre el programa de comidas del colegio o prepárales comida
para llevar con el fin de incluir alimentos variados. Elige platos más
saludables cuando comáis en restaurantes.
- Presta atención a la cantidad de las raciones y los ingredientes. Lee las etiquetas de los alimentos y limita los
alimentos con grasas trans. Asegúrate también de servir las raciones
apropiadas según lo indicado en la etiqueta.
Ahora
puedes comenzar a educar a tus hijos sobre los temas de hábitos de alimentación sanos, puedes crear maneras divertidas para
que ellos aprendan, haciéndolos comer mejor tendrás hijos más saludables, y te
lo agradecerán cuando crezcan ¡Que recompensa más bella!
Pirámide
alimentaria